Dinero

Cuando el problema de dinero no es un problema de dinero

Escrito en Finanzas Personales 0

Era costumbre entre los antiguos, que cuando los reyes querían demostrar sus elevadas virtudes bajo el cielo, empezaban por gobernar y dirigir países; pero antes de decidirse a gobernar sus países, empezaban a organizar sus hogares, y antes de organizar sus hogares, empezaban a organizar sus propias vidas, empezaban por sanar su corazón.

(Pensamiento Chino)

“Mi problema es de dinero. Si consiguiera quién me lo prestara se solucionaría todo”, es lo que escucho con frecuencia cuando me consultan por problemas económicos. Parece obvio: tengo un problema de dinero, lo resuelvo con dinero. Lineal, causal, con una lógica casi irrefutable. Sin embargo, cuando ahondamos en la conversación vamos descubriendo que en la mayoría de los casos no es así.

En la vida tenemos momentos con mayor abundancia y otros donde cuesta más darse ciertos gustos. En momentos de escasez, la paciencia, la confianza en que todo va a mejorar y la persistencia en seguir haciendo lo que hay que hacer (la búsqueda de oportunidades, la disminución en los gastos, la apertura para probar otros caminos…), ayudan a atravesar la incertidumbre. Mientras que, en momentos de abundancia, el llamado es a la prudencia, el ahorro, las inversiones y al gasto responsable.

Pero estos ires y venires que trae la vida no son un problema, son parte del vivir y el aprender en esta experiencia humana. Sin embargo, cuando encontramos patrones de comportamiento que van acabando con el bienestar propio y de quienes los rodean, empiezan a aparecer pistas del problema que se oculta debajo las crisis económicas.

En una ocasión, una persona me buscó angustiada porque estaba en quiebra, con deudas que no podía cubrir y a punto de perder su trabajo. Me decía: “Claudia, es que si encuentro una persona que me preste XXX cantidad de dinero, yo salgo de todos mis problemas”. Lo especial, es que entre las deudas que tenía, había dos con personas cercanas que alguna vez creyeron en él y le prestaron el dinero suficiente para cambiar su situación económica. Cuando le pregunté por qué no había salido de todos sus problemas si ya le habían prestado el dinero para hacerlo, hubo un largo silencio. Su problema no era el dinero. Su problema estaba en creencias y conductas aprendidas que llevaban al mal uso del dinero. Por lo tanto, su situación no podía resolverse con más dinero (aunque realmente lo necesitaba), porque era una repetición del patrón aprendido: me prestan, resuelvo las situaciones más urgentes, pero como sigo conservando los mismos hábitos pues no tengo con qué pagar a quien me prestó el dinero, y unos meses o años más tarde vuelvo a pasar por la misma situación. Con un agravante adicional, y es que en el camino va dejando sembradas semillas de desconfianza puesto que estas personas no le volverán a prestar y le contarán a otras para que tampoco lo hagan. Al final, quedas encerrado en el mismo círculo que trazaste con tu forma de hacer las cosas. En otra oportunidad, revisando los gastos y los ingresos de una pareja recién casada que me buscó porque cada vez estaban más endeudados y no lograban un equilibrio financiero, se dieron cuenta que les gustaba la vida con lujos, la apariencia (ropa de determinada marca, vehículo costoso, fiestas…) y que era algo que deseaban conservar. Para ti como lector quizás te parezca que la situación es obvia y fácil de solucionar. Pero no. Detrás de todo esto hay criterios de validez muy arraigados donde se confunden el ser con el tener y que hacer un cambio en este sentido pone en juego la identidad… o lo que las personas creen que es su identidad. Nuevamente, el problema no era de dinero, pues ganaban el suficiente para vivir muy bien. 

Debajo de cada problema de dinero hay una historia que devela asuntos más profundos que requieren de un trabajo de transformación personal. No es fácil que las personas resuelvan estos problemas solos, porque ya lo han intentado y siguen perpetuando el patrón que no les permite avanzar.

Si sientes que estás pasando por una situación similar y siguen pensando que la vas a resolver solo si te ganas la lotería o cuando te encuentres la lámpara de Aladino, así que mientras eso pasa sigues viviendo como si nada pasara… es el momento de abrir una conversación con alguien que te pueda acompañar a sanar tu corazón y descubrir una forma diferente de vivir.