
“Todos en la cama, o todos en el suelo”, es una frase que es común escuchar cuando de hacer justicia se trata. Pero ¿es realmente justo?
Esta idea de que todo se reparta de igual manera para todos, desconoce la diversidad y las condiciones particulares.
Ni todos en la cama, ni todos en el suelo. Cada uno, donde sea mejor para su bienestar y su propio proceso de vida.
Recuerdo el caso de una empresa que, buscando dar el mayor bienestar posible a sus empleados, creó una tiquetera, igual para todos, de forma que pudieran hacer uso de ella durante el año. Medio día libre por el cumpleaños, otro medio día libre si tienes mascotas, dos tiquetes de permiso para temas de los hijos, otros dos por enfermedad o citas médicas y, uno más, si tienes alguna condición especial, entre otros beneficios.
Afortunados los que cumplían con todas las condiciones y podían disfrutar de las tardes libres y otros privilegios. De malas los que estaban solteros, no tenían hijos, ni mascotas, ni nadie a cargo, gozaban de buena salud y carecían de una condición especial que lo hiciera merecedor del uso de la tiquetera.
¿Por qué las mismas condiciones y beneficios para todos, si somos tan diferentes?
Es como pensar que a todos nos gusta la misma comida, o que por algo que alguien hizo mal todos debamos ser castigados.
Lo que sí podría ofrecerse igual para todos es la compasión y el respeto por el propio camino y por el de los demás, sin condiciones, sin pretender que el otro haga lo que yo espero. Así como el aire. Está allí, disponible y cada uno toma en mayor o menor medida y, por eso, el aire no nos juzga, no nos discrimina, ni nos obliga a tomarlo.
Tremendo desafío el que tienen las empresas de ofrecer beneficios a sus empleados sin tener que encasillarlos, clasificarlos, o crear tres o cuatro “avatares” que contengan todos los matices… sin lograrlo. Tal vez, cambiar la forma de entender el bienestar en las organizaciones abra una conversación diferente y otra forma de relacionarnos.
¿Y en la vida?, ¿esa vida que aparece cuando salimos del trabajo?, pues en esa vida, que es la misma vida con la que vamos al trabajo, que nuestro amor incondicional y el respeto esté siempre, para todo y para todos. Que la confianza en que juntos co creamos espacios de bienestar sea más grande que nuestro intento de poner a todos en la misma cama, o en el mismo suelo. Construyamos juntos la unidad que se forma desde las diferencias.