Alegar o Resolver

Observa a las personas de tu equipo, o de tu familia, cuando algo no sale bien o, por lo menos, cuando las cosas no salen como esperaban.

¿Qué tienden a hacer?

Algunos se comportan de manera indiferente, como si no pasara nada. No sabemos qué pasa por la mente de estas personas, tal vez están tratando de solucionarlo, o simplemente no se dejan llevar por las emociones dando tiempo a que las cosas se resuelvan solas.

Otros, se sienten culpables. Aunque la situación no dependiera de ellos, sienten que es su responsabilidad todo lo que pasa, así que se culpan, se quejan de sí mismos y terminan asumiendo solos las consecuencias que se generaron.

No falta el que saca las normas, los documentos, los procedimientos, todo lo que esté escrito y describa el paso a paso de cómo se deben resolver las situaciones, guardando en un cajón el sentido común.

Otras dos formas que he visto en el liderazgo y me llaman la atención, son: los que alegan y los que resuelven.

Los que alegan, se quedan en el pasado pensando que así van a solucionar las cosas. Un ejemplo de ello son frases como: “por qué no me avisaron antes”, “si yo estuviera a cargo eso nunca hubiera sucedido”, “por qué hicieron las cosas así”, “por favor pásenme un informe de la causa raíz porque esto no se puede volver a repetir”, “y por qué no lo hicieron de otra manera”, “yo sabía que esto iba a suceder”, “de aquí no me muevo hasta que encontremos al responsable”

He visto a líderes enfrascarse en discusiones que no salen de “lo que pasó”. Creo que hablar desde ahí traslada al otro el peso de que las cosas no salieran bien, justificados en la “insuficiencia” de los demás, descargando en ellos la rabia o la impotencia. La intención enfocada en hacerle ver al otro su error para que no se repita, en mi concepto, no ayuda mucho. Todo lo contrario, aleja, fractura la confianza y abre las puertas al miedo.

Por otro lado, están los líderes que resuelven. Se dan cuenta de que algo no salió como se esperaba y, en vez de ponerse a alegar, utilizan frases como: “qué podemos hacer en el futuro para que no nos vuelva a pasar”, “cómo resolvemos esto ahora”, “qué necesitamos en este momento para no empeorar la situación y caminar hacia una solución”, “culparnos ahora no va a resolver el asunto, así que pongamos la atención en lo que sí podemos hacer y sigamos adelante”, “de qué manera podemos contribuir para que hagamos esto juntos”, “algo no salió bien pero eso no significa que seamos malos, así que aprendamos y continuemos”…

No se trata de dejar de ver lo que pasó. Se trata de poner la atención en la solución, no en el problema, fortaleciendo las relaciones de confianza en el equipo y la capacidad de aprender juntos.

¿Con cuál te sientes más identificado?

¿Eres de los que te pones a alegar, o respiras y te enfocas en resolver?

La próxima vez que te sientas en una situación de crisis porque no se cumplieron tus expectativas, respira, vuelve a respirar, y decide si lo vas a resolver desde el pasado o si te vas a conectar con tus recursos, experiencia y capacidades de hoy para potenciar tus posibilidades… y las de tu equipo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *