Jefe, no me hables así

Jefe, por favor, no me hables así.

Considera que estoy aquí para trabajar, igual que tú, y si nos encontramos desde el respeto y el deseo de hacer cosas juntos, haremos de la tarea un proceso más liviano y satisfactorio.

También yo tengo familia, dudas, preocupaciones. Comprende que no siempre es posible separar el trabajo de las situaciones de la vida, pues esta siempre está ahí, no empieza al finalizar el horario laboral. Habla conmigo, interésate en mí más allá de mi productividad. No me mires como si fuera una máquina. Tu empatía a lo que estoy viviendo me motiva a hacer mejor mi trabajo.

Por favor, no me pidas que haga algo ilegal, que no sea ético o con intención de hacerle daño a alguien o al planeta. Yo no trabajo así. Me sentiré muy mal y te perderé el respeto. Si alguna vez acepto, caeré en el abismo del que busca aprovecharse de otros para su propio beneficio y, aunque tenga ganancias inmediatas, estaré dañando a la empresa, a mi familia y a la sociedad en general. Enséñame que ser honesto es valioso y que todo lo que hacemos tiene sentido si construye un mejor presente y futuro para todos.

Entiende que, para trabajar bien, necesito descansar. No te enfades si no te contesto inmediatamente en mi tiempo de descanso o en mis vacaciones. Claro que puedes contar conmigo, más si mi labor requiere de mi disposición en determinadas situaciones. Pero no lo tomes como una costumbre ni la forma de medir mi trabajo. En cuanto pueda te responderé. En lo posible, evita interrumpir mi descanso y descansa tú también.

Si cometí un error o algo no está saliendo como quieres, búscame y conversemos. Evita exponerme y avergonzarme frente a mis compañeros. Dime con claridad lo que no estoy haciendo bien, o lo que esperas que haga. No puedo adivinar lo que para ti está bien si no me lo dices. Escucha mis ideas, tal vez yo esté viendo algo que no alcanzas a ver.  Yo hago lo mejor que puedo y con tu guía seguro que los resultados serán mejores.

No me insultes, no seas agresivo, no tienes que mostrarte más fuerte para que yo te escuche. También eres una persona y sentirse vulnerable no es contrario a ser buen líder. No escondas tus miedos e incompetencia en actitudes violentas. Hacerlo, hará que sienta temor hacia ti por lo que me limitaré a hacer lo que creo que quieres, anulando mi capacidad creativa para contribuir.

Cuando ya no trabajemos juntos, quiero recordarlo como un mentor, como alguien que me ayudó a ser mejor, alguien a quien admiré, creyó en mí, me retó a superar mis límites y a ampliar mi forma de mirar. Alguien de quien aprendí a trabajar en equipo y a ser auténtico, porque nunca fue necesario ponerme una máscara para caerle bien o evitar que se enojara conmigo.

Gracias por hacer parte de mi camino y, por favor, si tus palabras tienen la intención de herirme, hacerme sentir culpable o castigarme porque no soy como quieres que yo sea, jefe, por favor, no me hables así.

¿Qué otras cosas le pedirías a tu jefe?